URANO
Un planeta de color verdoso.

Urano junto a los dos nuevos satélites
descubiertos el 31 de Octubre de 1997

Durante cientos de años, fueron cinco los planetas conocidos y nadie había pensado en la posibilidad de que existiera ningún otro más allá de la órbita de Saturno. En 1781, Herschel, constructor de telescopios, astrónomo y aficionado a esta ciencia, encontró casualmente lo que creyó sería un cometa y que fue el séptimo planeta de nuestro Sistema Solar. El descubrimiento de este planeta que Bode denominó Urano, llenó de sorpresa al mundo de los científicos. Herschel, se encontraba observando la región de Gemini (Los Gemelos) y le llamó la atención un astro poco luminoso cuya posición variaba respecto de las estrellas. Anunció su descubrimiento a la Royal Astronomical Society, como si se tratara de un cometa. Sin embargo, cálculos muy precisos de Laplace demostraron que el astro descubierto por Herschel era un planeta que ya había sido observado anteriormente por Bradley, Mayer y Flamsteed, que lo habían catalogado como una estrella. Urano está muy lejos del Sol. Su distancia media es de 21.869 millones de kilómetros y la excentricidad de su órbita es 0,046. En 1967, el planeta estaba en el perihelio. En la actualidad se aleja del Sol y alcanzará el afelio en el año 2011. Su periodo alrededor del Sol es de ochenta y cuatro años. Curiosamente, el eje de rotación de Urano alrededor del cual gira, tiene una inclinación de 98 grados respecto de la Eclíptica, por lo que en un simil muy gráfico, podríamos imaginarnos a Urano com una gran esfera rodando sobre dicho plano. Su volumen es 63 veces el de la Tierra y su temperatura debe ser inferior a los 200 grados bajo cero. Se le conocían cinco satélites, pero se han ido incorporando desde 1986 hasta nuestros días, otros diez más. Podemos pues decir que hoy se le conocen quince satélites. Es igualmente curioso el parecido de la distancia del planeta con el que da la ley de Bode, que citámos al hablar de los asteroides. La inclinación de su órbita respecto de la Eclíptica es muy pequeña, por lo que prácticamente encontraremos siempre a este planeta muy próximo a dicho plano. Urano tiene una forma muy achatada y a pesar de que su excentricidad no ha sido posible aún determinarla con precisión, se estima que es del orden de 1/19. Su rotación es muy rápida, pues se supone que sea de diez horas y cuarenta y cinco minutos. La magnitud de Urano es próxima a 6, por lo que a simple vista es difícil de ver. Ya sabemos que ese es el límite que puede alcanzar un ojo de agudeza normal, sin ayuda de prismáticos ni telescopios. No obstante, cuando su posición se conoce bien en el cielo y éste está bien de visibilidad, algún observador que goce de buena vista, puede llegar a percibirlo. Es sugestivo pensar en que las observaciones de muy alta precisión realizadas a este planeta en 1845, detectaron alteraciones en las posiciones que Urano había alcanzado en épocas anteriores y que dieron lugar al descubrimiento del siguiente planeta Neptuno, que creemos es uno de los acontecimientos más fascinantes de la Astronomía. Leverrier, brillante matemático y astrónomo francés y Adams, joven estudiante inglés, acometen la tremenda aventura de buscar la causa de dichas anomalías, que imaginan son debidas a la existencia de un octavo planeta desconocido hasta ese momento.

 

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